Invertir de manera indexada puede parecer sencillo en un mercado alcista que dura más de una década, como el que hemos experimentado desde 2010. Sin embargo, la historia nos muestra que esta estrategia tiene importantes retos, especialmente tras periodos de valoraciones tan exigentes como las actuales. Analicemos por qué ser un inversor indexado no es tan simple como parece y cómo la gestión activa puede ofrecer ventajas en ciertos contextos.
La paciencia en tiempos de sequía: el caso del periodo 2000-2013
Uno de los mayores desafíos de la inversión indexada es la capacidad de mantener la estrategia en periodos de bajo o nulo rendimiento. Por ejemplo, el índice S&P 500 tardó 13 años en recuperar, claramente, su nivel previo al estallido de la burbuja de las puntocom en el año 2000. Durante ese largo periodo de tiempo, la estrategia de comprar índices no consiguió aportar ningún valor a sus inversores.
En contraste, la gestión activa, aunque no está exenta de riesgos, permitió a algunos inversores identificar oportunidades y generar valor durante esos mismos años. Empresas infravaloradas que generaron unas rentabilidades que el enfoque indexado, centrado en replicar índices, no pudo capturar.
La complejidad de interpretar un índice en tiempos difíciles
Invertir de manera indexada significa comprar un conjunto de compañías que conforman un índice y mantener esa posición a lo largo del tiempo. Pero, ¿qué ocurre cuando las cosas no van bien? La realidad es que analizar un índice como un todo es mucho más complicado que entender la situación de una empresa en particular.
Un gestor activo puede profundizar en los fundamentos de una compañía, evaluar su estrategia y analizar qué puede esperar de la marcha futura de sus beneficios. Sin embargo, en un índice compuesto por 500 empresas (como el S&P 500), este nivel de análisis individual no es posible. La estrategia indexada implica confiar en el desempeño agregado del conjunto, sin considerar las historias únicas detrás de cada empresa.
El riesgo de las valoraciones altas
Uno de los mayores riesgos de la inversión indexada es la exposición a valoraciones excesivas. Cuando los índices bursátiles cotizan a múltiplos históricamente altos, los retornos futuros suelen ser más bajos.
Un gráfico reciente publicado por Apollo muestra una clara relación inversa entre las valoraciones actuales del S&P 500 y su rentabilidad anualizada a tres años:
Actualmente, la rentabilidad esperada del S&P 500 se sitúa en un 2,9%, comparada con un bono del Tesoro que ofrece cerca del 5%. Esto plantea dudas sobre si el riesgo/rentabilidad de invertir en el índice está justificado. Además, no podemos predecir si el mercado corregirá en 2025 o si seguirá plano durante otra década, pero lo que sí parece claro es que comprar caro no garantiza buenos resultados.
La oportunidad en las divergencias
Otro aspecto importante a considerar es la divergencia entre mercados. Estados Unidos, que representa el 75% del índice MSCI World, muestra valoraciones significativamente más altas que Europa, Asia u otros mercados emergentes. El capital sigue fluyendo hacia las acciones estadounidenses, a pesar de que podrían ofrecer menores retornos futuros debido a sus altas valoraciones.
En este contexto, la gestión activa puede identificar oportunidades en mercados infravalorados o sectores con alto potencial de crecimiento. La capacidad de diferenciar entre lo caro y lo barato, lo grande y lo pequeño, o lo americano y lo europeo/chino, es una de las grandes ventajas de esta estrategia frente a la indexación, y es precisamente la filosofía de inversión que seguimos en Horos.
Conclusión: ¿es el momento de reconsiderar la inversión indexada?
La inversión pasiva tiene su lugar en una estrategia bien diversificada, pero no está exenta de desafíos. Periodos prolongados de bajos rendimientos, la dificultad de interpretar índices en tiempos de crisis y el riesgo de comprar a valoraciones excesivamente altas son factores que deben ser considerados.
En Horos, creemos que una gestión activa y fundamentada ofrece mayores posibilidades de obtener rentabilidades superiores y de gestionar el riesgo de manera más eficiente. Al analizar las historias detrás de cada empresa y al identificar oportunidades específicas, buscamos crear valor incluso en los momentos más complicados del mercado. Porque invertir no es solo comprar y esperar, es entender, analizar y tomar decisiones informadas.