En Horos conocemos los beneficios que supone a largo plazo el value investing, por lo que seguimos esta filosofía de inversión de forma disciplinada. El value investing consiste en invertir en compañías cuyas acciones cotizan con un margen de seguridad elevado sobre su valor. Es decir, invertimos en empresas que, tras analizarlas, consideramos que tienen un valor superior al precio que nos piden por ellas en bolsa. Esta razonable filosofía de inversión ha resultado ser muy exitosa a lo largo de la historia bursátil.

Siguiendo esta metodología, nuestro equipo gestor ha dirigido diferentes productos consiguiendo grandes resultados. Además de colocar sus fondos en los puestos más altos de rentabilidad a largo plazo, han obtenido reconocimientos como el Premio Citywire al mejor equipo gestor de renta variable España 2016 y diferentes premios otorgados por Morningstar y Expansión-Allfunds.

¿Cómo y por qué funciona el value investing?

Como cualquier creación humana, la bolsa no es perfecta. En plazos de tiempo cortos los inversores no son racionales y en lugar de comprar y vender por cuestiones lógicas y objetivas, operan en base a sus sentimientos, generando continuas ineficiencias en el mercado. Gracias a estas ineficiencias, los inversores value somos capaces de encontrar compañías de calidad con descuentos importantes con respecto a su valor real.

Sin embargo, como sucede en otros muchos aspectos de la vida, con el tiempo los inconvenientes del corto plazo se solucionan. En bolsa, esta situación se repite continuamente. Por eso, con el paso del tiempo, el mercado es capaz de reconocer sus errores y de valorar correctamente a las empresas cotizadas. De esta forma, las compañías cuyas acciones cotizaban con amplios descuentos en el pasado, tienden a alcanzar su valor intrínseco. En este proceso, los inversores value nos beneficiamos comprando barato en un primer momento, y vendiendo conforme las acciones se acercan a su valor verdadero más adelante.

¿Qué necesita saber antes de empezar?

Seguramente le resulte sorprendente que una forma de inversión que funciona, y que se basa en la razón, no sea la más extendida en el mercado. Existen varios motivos por los que los inversores no siguen el value investing. Por eso, si es o desea ser partícipe de nuestros productos, es importante que conozca las aptitudes necesarias para tener éxito:

1. Paciencia: Los mercados pueden ser irracionales durante periodos de semanas, meses e incluso años. Para que una filosofía basada en la inversión value funcione, es necesario tener paciencia. Al igual que si constituye una empresa no esperará obtener beneficios desde el primer momento, pues recoger los frutos de una inversión lleva tiempo, productos como los de Horos requieren tiempo de maduración.

2. Racionalidad: Antes o después se encontrará con mercados eufóricos o de pánico. A pesar de que es totalmente libre de hacer las operaciones que desee, vender cuando todos venden habitualmente no es la mejor decisión, pues en esos momentos los precios de las acciones suelen ser atractivos. Por tanto, si es un partícipe con visión de largo plazo, debe estar preparado mentalmente para momentos difíciles de mercado.

3. Seguridad financiera: Para que pueda cumplir con los puntos anteriores, es necesario que no necesite próximamente el dinero que vaya a invertir con nosotros. Queremos que nuestros partícipes estén alineados con nosotros, al igual que nosotros lo estamos con ellos. Por eso, suele ser buena idea invertir únicamente el ahorro que no vaya a utilizar en, al menos, cinco años.

¿Cuál es nuestro trabajo?

Nuestro equipo gestor dedica el 99% de su tiempo a analizar y estudiar compañías. Para ello, revisan con profundidad sus cuentas, examinan su negocio, estudian a sus competidores, a sus proveedores, las oportunidades y amenazas que puedan surgir, etcétera.

Para valorar una compañía, los gestores tratan de entender no sólo la parte cuantitativa de la empresa, sino especialmente la cualitativa. Por este motivo, estudian las ventajas competitivas y barreras de entrada de la empresa y su sector, y estudian todas las formas en las que la empresa podría morir.

Para que nuestras carteras cuenten únicamente con acciones de compañías de las que estemos convencidos, la mayoría de las empresas son descartadas en este proceso de inversión. En nuestra búsqueda de empresas con potencial, y con el objetivo de minimizar los errores, descartamos, entre otras, empresas que estén muy endeudadas, que estén mal gestionadas, que presenten un riesgo regulatorio alto, que estén sufriendo una disrupción, o que no seamos capaces de visualizar en el largo plazo.

Si la compañía supera este proceso indemne, los gestores pasan a estimar el valor que tiene. Tras hacerlo, si consideran que existe un margen de seguridad elevado entre su valor y el precio, compran acciones para incorporarlas a la cartera.

Este estricto proceso inversor tiene como resultado carteras muy concentradas, en las que sólo tenemos compañías que conocemos en profundidad, y de las que estamos fuertemente convencidos. En cualquier caso, y a pesar de este convencimiento, nuestros gestores revisan con frecuencia sus tesis para evitar errores de inversión. En el caso de que estos se produzcan, se reconocen de forma inmediata y se liquida la posición.